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En el año 1972 un matemático y  meteorólogo  estadunidense lanza su teoría del caos a un público incrédulo ante su afirmación de que la sociedad es un sistema inter-vinculado, donde lo más simple como el aleteo de una mariposa en un lugar extra polar puede generar alteraciones en su territorio opuesto, Edward Norton Lorenz como profeta del caos estaba haciendo un llamado a la comunidad para que entendiera que nunca se ha estado solo, y que todo lo que el hombre haga tendrá repercusiones de carácter global. El simple aleteo de un murciélago  que vatio sus alas en china ha tenido repercusiones de carácter mundial, poniendo en jaque la salud y la economía del todo el sistema terrenal.

Antes de diciembre del 2019 la mayoría de personas no sabían que existía una ciudad llamada Wuhan que pertenecía a China, en cambio hoy solo se habla de ella o de su aporte a la sociedad mundial que es el COVID 19, que como todos saben es ese virus que fue descubierto a finas del año pasado y hoy en día se encuentra diezmando la población mundial por su capacidad de atacar las vías respiratorias.  Pero no solo este virus está matando  a las personas también está mostrando cuan vinculados se está el uno con el otro, o el yo y el nosotros. Demostrando que la planetarización planteada por el Antropólogo Edgar Morin no es tan utópica como muchos quisieron hacer la ver, puesto que este autor asegura “La relación del ser humano con la naturaleza y el planeta no puede concebirse de un modo reductor ni separadamente, como se desprende de la noción de globalización, porque la Tierra no es la suma de elementos disjuntos: el planeta físico, más la biosfera, más la humanidad, sino que es la relación entre la Tierra y la humanidad que debe concebirse como una entidad planetaria y biosférica”. Quien, en este momento puede negar que somos un todo o en palabras de Mcluhan “pertenecemos a un aldea global” llegando al punto de compartir las mismas enfermedades y el mismos caos económico.

Hoy el COVID está llevando a la sociedad a replantear sus creencias y procedimientos, permitiendo que la tierra misma recupere estados de equilibrio que ya se hacían perdidos, y ¿qué se puede decir de la familia?, muchas veces olvidada o subvalorada, pero hoy volvemos al hogar, a las charlas familiares así sea para intercambiar conocimientos en relación de cómo va el número de contagiados o de muertos, pero así como la familia ha recuperado espacios que ya parecían muertos, también es aterrador ver como la violencia intrafamiliar ha aumentado en un 79% en relación a las estadísticas antes de la cuarentena, mostrando que no solo estamos llevando nuestras ocupaciones al hogar sino los problemas que el hombre generen en la sociedad y ante su obstáculo de ejercer su maldad, la está trasfiriendo a su entorno. Este virus nos ha acercado más a la muerte y resignificado el concepto de libertad, tan subvalorado en este tiempo, como decían los abuelos “nadie sabe lo que tiene hasta que lo pierde”, y eso va para los que aún creen que este virus es una mentira y que la cuarentena es un juego, el problema es tener que aprender por la muerte de algún familiar o por vivir la enfermedad, no es un juego el planeta está enfermo desde hace mucho, y el ser humano es el causante de dicha enfermedad, solo que gracias al legado de Wuhan es que la sociedad se puede dar cuenta de cuan grave está;  este virus lo único que hizo fue enfrentarnos al espejo de quienes somos, y hace un llamado de quienes seremos después de que todo pase. Probablemente los muertos serán olvidados, la libertad de nuevo subvalorada igual que a la familia, y el ser humano continuara creyendo que es el único e importante en este planeta y seguirá extinguiendo la vida y su vida. Talvez ocultando bajo un traje de marca o un suntuoso auto un corazón mezquino que en momentos de crisis solo puede pensar en él y su manada, puesto que nada más sorprendente que cuando inicia la crisis las personas se lanzan en masa para abastecerse en los supermercados llevándose lo más que puedan pues lo importante es que se pueda sobrevivir con las familias así los demás sufran y pasen hambre, en este momento lo importante es que el “yo” sobreviva, o que me dicen del corazón hipócrita del ser humano que ha revelado ese pequeño virus, donde a las 8 de la noche se escuchaba a unísono aplausos por los héroes de la salud, pero eso si se les aplaude desde que se encuentren encerrados en sus lugares de trabajo, porque cuando estos en sus necesidades buscan abastecerse o trasportarse son rechazados o aislados por los mismos que aplauden desde sus ventanas, a sabiendas que ellos día a día están salvando vidas a riesgo de perder las suya.

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Para terminar deseo dar una recomendación y es revisar qué tipo de educación se le está brindando a los niños y jóvenes, brindando una educación siempre en armonía con el otro y su entorno, Restrepo (2017) asegura “La educación que tiene como postulado educar a sus aprendices desde lo que significa ser ciudadanos del mundo, es una educación que permite romper con paradigmas, que rompe con fronteras que el propio hombre ha consolidado en sus ganas de ser diferente, es una enseñanza que permite amar el entorno y el medio ambiente, buscando respetarlo y cuidarlo por la necesidad que se tiene de poseer un lugar para las futuras generaciones. La educación desde la identidad terrenal es una educación que sitúa a los estudiantes en el aquí y el ahora y como todas las decisiones tiene repercusiones que afectan al género humano y por ende entre todos se debe proteger cuidar y vivir en armonía con la cultura planetaria y global”.

 

Por: Diego Angelo Restrepo Zapata

Coordinador de Investigación IES CINOC